El amor se puede definir como una afección profunda que empuja a la persona que la siente a buscar una proximidad con el ser amado. Por supuesto, la intensidad varía según la persona, es decir, puede ser débil, fuerte o incluso obsesiva, difícilmente controlable.
El amor naciente se manifiesta por numerosos signos que no engañan, como palpitaciones, un nudo en la garganta, sudor en las manos, o incluso una inmensa felicidad que nos invade al pensar o ver a la persona deseada. Esto es lo que permite distinguir el amor y la amistad.
1 Corintios 13:4-7
4 El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. 5 No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. 6 El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. 7 Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.